viernes, 11 de abril de 2014

El mexicano ahora: Retrato de un liberal salvaje.

En esta ocasión en base al análisis del texto ¨El mexicano hoy¨, les presento las ideas principales a manera de gráficos sobre los puntos mas sobresalientes del texto.
Como su nombre nos dice este texto nos incita a hacer un reflexión de como vamos como sociedad y como en realidad somos ya que es un texto con base científica en el cual nos muestra una fotografía de nuestra sociedad; para a partir de allí poder ver que tenemos puntos débiles y reflexionar acerca de ellos.
Así mismo nos ayuda a confrontar este contenido con mi proceso de formación de valores en la universidad. 

Los mexicanos encuentran consuelo y esperanza en su familia, idealizada como el refugio donde sí se encuentra apoyo y se pueden compartir valores, penas y miedos tanto como alegrías y éxitos. La familia brinda un asidero social elemental y el motivo para salir a luchar por algo y por alguien en un mundo donde cada quien jala por su cuenta.


Adelante ofrecemos la visión que ese liberal salvaje tiene de su país y su gobierno. Anticipamos, por lo pronto, la fractura que hay en su mirada respecto de las aspiraciones que reconoce como propias y las que a su juicio tiene el país. Son miradas divergentes.


El orden de los bienes que los mexicanos quieren para el país ideal que tienen en la cabeza. No quieren para éste las mismas proporciones de vida próspera que anhelan para sí mismos, sino una vida política de mayor calidad implícita en las aspiraciones de tener un país “seguro, sin violencia” 


Las categorías relativas al bienestar personal, que en las aspiraciones individuales son enormes, en las nacionales ocupan un lugar relativamente modesto con “empleo y desarrollo” en un 23%, “moderno” (2%) y “libre” con un 1%. En total, 26%. 


Una mayoría considerable de mexicanos (74%) piensa que su país no está estancado sino en movimiento, pero ésta es quizá la única idea mayoritaria positiva que tiene sobre el país donde vive y de la clase dirigente que lo conduce. 


Una mayoría también notable (61%) cree que los mexicanos tienen un sueño común, una aspiración nacional compartida. 





Existe una creencia generalizada de que México es inmensamente rico: 68% de los mexicanos opina que el país lo tiene todo para salir adelante. Su potencial mayor, para el 33% de los encuestados, es, en general, la gente (5% la “gente con carácter”), seguido de un 32% que señala los recursos naturales (9% “petróleo” y 1% “recursos materiales”). Subrayamos el hecho de que sólo 2% de los mexicanos cree que México tenga riqueza en sus gobernantes, deslinde cuya expresión en términos de desconfianza veremos adelante con alarmante precisión


Los mexicanos, como se ve, están divididos en sus percepciones. El reto para los líderes del país: articular un sueño común, conciliar aspiraciones individuales y colectivas, hacer explícito el puerto al que se quiere llegar, que necesariamente deberá atender la satisfacción de aspiraciones individuales y de calidad de la vida cotidiana.





Al ser preguntados sobre a quién dejarían, en caso de necesidad, el cuidado de sus hijos, los mexicanos del bicentenario no otorgaban confianzas superiores a un dígito ni a sus soldados (7%), ni a sus presidentes (6%), ni a sus empresarios (5%), ni a sus jueces (4%), ni a sus actores (3%), ni a sus banqueros (3%), ni a sus periodistas (2%), ni a sus policías (2%) ni a sus diputados (1%), ni a los políticos del PRI (0.70%), ni a los del PAN (0.70%) ni a los del PRD (0.30%), ni a nadie (2%). Es la sociedad de la desconfianza.

Un dato curioso que me resulto al analizar los gráficos es que en esté gráfico sobre niveles de confianza sobre sale que hay dos aspectos que tienen el mismo porcentaje el de 2% que es otorgado a los policías y a nadie respectivamente; lo que me hace concluir y es curioso ver que la gente tiene el mismo nivel que aunque es bajo a los policías que a nadie, para la sociedad mexicana aparte de no tener suma confianza es sus autoridades le es irrelevante que sean ellos quienes cuiden y velen por sus hijos que nadie.


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