Es indudable que la intención del autor es conferirle un componente simbólico a muchos de los elementos que aparecen en el libro. Uno de ellos, cuando no el más significativo, es el de la armadura. En él parecen verse reflejadas nuestras miserias y limitaciones. Representación de nuestros miedos, egoísmos, deseos, dudas, ambiciones... Cuando tenemos la capacidad de objetivar en algo concreto estos aspectos de nuestra personalidad se da, como consecuencia lógica, la necesidad de querer eliminarlo de nuestras vidas. Despojarnos así de nuestros defectos es un anhelo tan antiguo como la capacidad de reconocernos como hombres en evolución. Desgraciadamente, el camino de la perfección es un continuo más que un proceso que se produce a saltos.
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viernes, 23 de mayo de 2014
El caballero de la armadura oxidada
Hoy con este libro que ya he leído y les quiero compartir para que así puedan encontrarse consigo mismo como lo hice yo y puedan reflexionar en aspectos importantes de su vida.
Es indudable que la intención del autor es conferirle un componente simbólico a muchos de los elementos que aparecen en el libro. Uno de ellos, cuando no el más significativo, es el de la armadura. En él parecen verse reflejadas nuestras miserias y limitaciones. Representación de nuestros miedos, egoísmos, deseos, dudas, ambiciones... Cuando tenemos la capacidad de objetivar en algo concreto estos aspectos de nuestra personalidad se da, como consecuencia lógica, la necesidad de querer eliminarlo de nuestras vidas. Despojarnos así de nuestros defectos es un anhelo tan antiguo como la capacidad de reconocernos como hombres en evolución. Desgraciadamente, el camino de la perfección es un continuo más que un proceso que se produce a saltos.
Es indudable que la intención del autor es conferirle un componente simbólico a muchos de los elementos que aparecen en el libro. Uno de ellos, cuando no el más significativo, es el de la armadura. En él parecen verse reflejadas nuestras miserias y limitaciones. Representación de nuestros miedos, egoísmos, deseos, dudas, ambiciones... Cuando tenemos la capacidad de objetivar en algo concreto estos aspectos de nuestra personalidad se da, como consecuencia lógica, la necesidad de querer eliminarlo de nuestras vidas. Despojarnos así de nuestros defectos es un anhelo tan antiguo como la capacidad de reconocernos como hombres en evolución. Desgraciadamente, el camino de la perfección es un continuo más que un proceso que se produce a saltos.
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